
Especial de El Justiciero para recordar y homenajear a quienes lo han dado todo para construir la sociedad que hoy tenemos. Las mujeres de Colombia desde sus diferentes facetas
Mujeres en la política: Olga Lucía Velasquez por sus méritos que la convierten en Mujer 10
QUIEN ES
OLGA LUCIA VELASQUEZ?
Olga Lucía Velasquez se destaca entre las mujeres por su capacidad intelectual, su belleza física y su dedicación y esmero para trabajar por la sociedad, salió muy joven de Villavicencio su ciudad natal, tuvo su primer amor que es el hombre con el que se casó, a los 16 años, tiene dos hijos que constituyen el amor de su vida, cocina como una profesional y no le dejan nada servido, su especialidad las pastas, las arepas, el sancocho al que no le dice trifásico sino bifásico porque lo prepara con pollo y carne de res, también sabe preparar hamburguesas al carbon y al microondas, perro caliente en cinco especialidades, agua de panela, ensaladas de todo tipo y café colombiano, no le preguntamos mas por comidas porque las provocaciones serían mayúsculas y la dieta no lo permite.
Le preguntamos por qué se vino a vivir a Bogotá y sin pensarlo dos veces dijo: Llegué a estudiar, trabajar e intervenir en política para ayudar a mi país.Soy dijo «Una mujer que ama a Bogotá y trabaja duro por la capital»Ingeniera Industrial, decidida a contribuir con mi experiencia para que esta ciudad sea un referente internacional en materia de competitividad, con una movilidad eficiente, un ambiente sano y un transporte público con acceso para todos.una profesional con más de 15 años de experiencia en el sector público y privado, con la certeza que existen posibilidades para contar con una mejor salud, empleo, educación y seguridad para todos los que vivimos en Bogotá
Olga Lucía es política pero primero es madre |
Olga Lucía Velasquez habla de su emocionante vida |
De niña, en mi ciudad natal nunca vi habitantes de calle, recuerdo de esa época algún mendigo que se apostaba en el atrio de la iglesia, pero que no demostraba los padecimientos de quienes he visto deambular por las callesde algunas capitales colombianas. Cuando llegué a Bogotá vi por primera vez personas desarrapadas que dormían en los andenes, creo que me preocupó el frío que debían soportar a la intemperie.Cierto día iba a ver una película en el teatro Embajador y unos muchachos tendidos en los andenes de la calle 24 me pidieron dinero, me disponía a darles un billete cuando mi novio me dijo: No hay que darles plata, eso es abonarles el vicio. Mírales los dedos: son fumadores de basuco. Me intimidó la advertencia, guardé mi monedero y continuamos hacia el cine, pero el dramatismo de aquella escena rondó algún tiempo en mi pensamiento.Cerca de la residencia estudiantil donde vivía, en la calle 45, merodeaba un vagabundo al que la casera y yo le dábamos comida; a otras personas de la cuadra |

les intimidaba su aspecto, mientras que a mí, en cambio, me inspiraba lástima y compasión, creo que esto obedecía a la noción cristiana de la caridad y a la sensibilidad social que he cultivado desde joven.
Si definiera la motivación profunda que más me sensibiliza sobre este fenómeno social, confieso que es el temor a los estupefacientes. Mis dos grandes temores son Dios y las drogas, más aun desde que soy madre y veo a diario la degradación en la que caen tantos jóvenes consumidores de sustancias psicoactivas.
Con el tiempo, y en razón de mi formación en temas de ciudad, y también por mis responsabilidades y tareas como Subsecretaria de Integración Social y luego como Secretaria de Gobierno en Bogotá, me ocupé de corazón y con conciencia en diseñar y adelantar políticas y programas que garantizaran una atención digna para las poblaciones vulnerables y, particularmente para ciudadanos y ciudadanas en situación de habitabilidad en calle. Allí aprendí que más allá de la caridad y del asistencialismo los gobiernos de las ciudades están en la obligación de entender este fenómeno social desde lo humano, lo cultural, lo urbanístico y lo económico, pues solo con este saber se lograrán medidas más justas para trazar las estrategias y las acciones de una inclusión sostenible en las dinámicas de las ciudades de la población habitante de calle.
Debo decir que hasta hoy no se ha cumplido a cabalidad lo que soñamos para superar el fenómeno de habitabilidad en calle ni en Bogotá ni en las otras ciudades capitales de Colombia; al contrario, vemos el crecimiento incontrolado de esta población, así como el aumento de su degradación, que la hace cada vez más proclive a las prácticas asociales y a la consecuente discriminación y estigmatización por parte de la ciudadanía común.
Reconozco que nos hemos acostumbrado a reaccionar cuando ya los problemas nos exceden: los programas de gobierno suelen ser inmediatistas, casi nunca
preventivos y mucho menos futuristas, por lo que, desde hace algún tiempo, me ocupo de llamar la atención en el Congreso de la República sobre la prevención, la atención y la superación de la habitabilidad en calle, con más énfasis en reacción debido a la diáspora y a las consecuentes quejas de los vecinos después del operativo que terminó con el desalojo de la zona conocida como el Bronx, en el centro de Bogotá. Como este asunto no se ha abordado de manera integral, algunas personas dan su parecer en los medios o a lo sumo para criticar al gobernante de turno si no es del partido o la corriente que convenga.
Quienes asumimos el quehacer político como una responsabilidad existencial con la vida y con el prójimo, ante cualquier fenómeno social nos basta con tomar conciencia y, debemos ser consecuentes con esta realidad. Por ello cansada de enfrentar oídos sordos, decidí cumplir por mi cuenta dos acciones que contribuyeran de modo real y tangible a transformar los imaginarios y los paradigmas en que se apoya el Estado y la ciudadanía; patrociné la creación de la primera cooperativa social de exhabitantes de calle, Coopetín, con el fin de incluirlos desde el quehacer y con base en sus talentos, sus idoneidades y sus experiencias, en las dinámicas económicas de la ciudad. Al mismo tiempo entendí la necesidad de crear un documento que resignifique la mirada viciada que se tiene de los habitantes de calle y que, además, aporte los insumos conceptuales y analíticos para lograr una atención proba y asertiva de dicho fenómeno social y, sobre todo, que no dé herramientas para cumplir acciones de prevención integral, pues esta es la ruta para superar la vulnerabilidad de estos ciudadanos.
He sido y seguiré siendo por siempre una luchadora por Bogotá, Y defiendo y exijo un mejor trato para la ciudad. ¡Porque Bogotá merece más!

Olga Lucía Velasquez mujer de futuro

La crisis del coronavirus la encontró trabajando por los departamentos y municipios de Colombia, le preguntamos sobre los planes que tiene para el futuro inmediato a sabiendas de que el Pais quedará desolado en todos los campos después del COVID 19. Se quedó pensando unos segundos y con su natural sonrisa y coquetería que la caracteriza nos dijo que sigue en campaña política y al día siguiente de las pasadas elecciones para el Senado en las que fue candidata después de dejar la Cámara de Representantes con las mejores calificaciones según «Congreso Visible» ya estaba organizando las siguientes elecciones que se cumplieron en octubre de 2019 en donde apoyó candidatos del orden territorial y en el Distrito Capital.
Sin duda que el País necesita a Olga Lucía Velasquez en el Congreso Nacional ese es su escenario futuro, en las últimas semanas ha estado pendiente de las medidas nacionales y sin demora ha opinado sobre las transferencias de los recursos departamentales para atender la emergencia, sobre los alivios económicos a las pequeñas y medianas empresas, tiene una propuesta muy clara para la reactivación de la agro industria en los departamentos convencida de que por ese lado puede llegar mas rápido la recuperación económica de los departamentos y además porque la comida será esencial en cualquier proyecto de recuperación social y política y económica. Olga Lucía defiende con todas las herramientas jurídicas, técnicas y políticas al sector cooperativo, esta convencida de que la solidaridad empresarial y la manufactura son una gran puerta de entrada al futuro que necesitamos para Bogotá y el País.

Finalmente Olga Lucía nos contó uno de sus mayores secretos. No pudimos ver si se sonrojó o no, porque la entrevista fue virtual, pero confesó que ha tenido un solo amor, que fue el primero en su vida y que el pelo no es tan liso como sale en las fotos sino rizado, bueno , así es Olga Lucía, sincera, hermosa con rizos o sin ellos, buena en la cocina y mejor en la política. Olga Lucia madre de sus dos tesoros y de miles y miles de colombianos que la adoran como su segunda madre, que ven en ella la esperanza de sus vidas y de un futuro mejor, para Olga Lucía en el día de la madre un abrazo virtual por cuarentena y rosas rojas, amorosas, vivas de pasión como es ella. en cabeza del Olaya Lucía Feliz día de la madre para todas las madres de Colombia.

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